Los títulos recomendados en el mes de noviembre fueron: Guardianes de la memoria (Álvaro Colomer); Ángel (Elizabeth Taylor), Havana Toom (Colin Harrison); Orient-Express (Mauricio Wiesenthal); El club (Leonard Michaels); Las voladoras (Mónica Ojeda); El peso de la nieve (Christian Guay-Poliquin); Boulder (Eva Baltasar) y La casa del padre (Karmele Jaio).
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¿Quién no está al corriente de lo que pasó en Auschwitz? ¿Alguien ha podido olvidar el accidente nuclear de Chernóbil? ¿No se estremece uno ante el recuerdo de Gernika? ¿Acaso nos deja indiferente la emoción que despierta la peregrinación de miles de personas a Lourdes? ¿No se nos pone la piel de gallina cuando oímos Transilvania?
Las cinco historias aquí recogidas rinden homenaje a estas «ciudades o regioes estigmatizadas». El autor nos cuenta cómo fueron antes de entrar en la leyenda por derecho propio.
Angelica Deverell, una adolescente mitómana, es la hija de una tendera de clase baja cuya hermana trabaja en la casa de los señores de la zona y ayuda a pagar la educación de Angel (cuyo nombre de pila es el mismo de la hija de estos señores). Angel comienza a escribir novelones gótico-románticos, grandilocuentes, falsos y fascinantes, que la convertirán en una escritora de moda, la harán rica y la convencerán de que ella es una heroína de sus propias novelas… Una historia, llena de ecos y alusiones, de un entramado de relaciones sociales y fascinaciones equívocas en la que la pasión por la literatura, por deleznables que sean sus resultados, acaba arrasando varias vidas.
Tras causar la muerte de un niño en un accidente de tráfico, la fatalidad convertirá a un prestigioso abogado neoyorquino y feliz padre de familia en un paria condenado a adentrarse en la zona tenebrosa de la gran ciudad. De su mano conoceremos un Nueva York marginal y oculto, espacio ideal para un thriller que acabará derivando hacia el conflicto moral.
El Orient-Express fue durante décadas el símbolo de una Europa diversa llena de personajes variopintos, de olores, colores y sabores, unida por este tren que, más que un medio de transporte, fue una extraordinaria forma de civilización y de entendimiento entre los pueblos.
El autor nos transporta a países y estaciones, narra sus historias y leyendas, y crea un relato vívido y evocador, a caballo entre las memorias y el ensayo.
Siete hombres se reúnen en una casa a las afueras de Berkeley, California, con la intención de fundar un club. Superados los titubeos iniciales y a medida que las copas empiezan a bajar, el deseo de hablar, de descargar y compartir, se irá apoderando de cada uno. Kramer afirma que se ha acostado con más de seiscientas mujeres; Berliner y su mujer se pegan para ponerse a tono; Cavanaugh está obsesionado con su pasado como jugador profesional de baloncesto, y Terry no puede olvidarse de Deborah Zeller.
El club es la primera novela de Leonard Michaels, una obra mordaz, compasiva, oscura y divertida sobre la antigua masculinidad.
Criaturas que se suben a los tejados y alzan el vuelo, una adolescente apasionada por la sangre, una profesora que recoge la cabeza de la vecina en su jardín, una chica incapaz de separarse de la dentadura de su padre, dos gemelas ruidistas en un festival de música experimental, mujeres que se lanzan desde lo alto de una montaña, terremotos apocalípticos, un chamán que escribe un conjuro para revivir a su hija.
Las voladoras reúne ocho cuentos que se ubican en ciudades, pueblos, páramos, volcanes donde la violencia y el misticismo, lo terrenal y lo celeste, pertenecen a un mismo plano ritual y poético
El peso de la nieve narra, en primera persona, en una cuenta atrás articulada en capítulos breves, la historia de dos hombres obligados a vivir aislados en una vivienda abandonada en medio del bosque durante todo un invierno especialmente duro. En la aldea la electricidad lleva meses cortada, los víveres escasean y las relaciones entre los vecinos son cada vez más tensas. El protagonista de la novela es un joven forastero al que estos han rescatado tras un violento accidente de tráfico. No puede moverse, durante las primeras páginas de la historia ni siquiera es capaz de hablar. Será confiado a los cuidados del viejo Matthias, que se halla en el pueblo en contra de su voluntad, obligado por el invierno a interrumpir el viaje que lo llevaba a la cabecera de su mujer enferma en una ciudad lejana.
La protagonista de Boulder se gana la vida como cocinera en un viejo barco mercante. Es la situación perfecta: soledad, una cabina, el océano, algún puerto en el que conocer mujeres y horas para encarar el vacío, para sentir la fuerza de la provisionalidad. Hasta que un día una de estas mujeres consigue que abandone el mar, acceda a vivir entre cuatro paredes y se implique en la gestación asistida y en la educación de un hijo. ¿Qué ha hecho la maternidad con la mujer que en su día conoció en un bar de la Patagonia? ¿Qué hará ella, animal enjaulado en una casa unifamiliar de Reikiavik?
Ismael desconcertado por las dificultades para escribir su novela e impactado por la noticia de la aparición del cuerpo de una mujer en el monte de su ciudad natal se ve atenazado por la culpa y el miedo: culpa por ser hombre y miedo por lo que algún hombre pueda hacerle a sus hijas.
Esta crisis se acentuará al verse obligado a pasar las tardes con su padre, lo que le llevará a preguntarse sobre su relación con él y sobre la manera en la que ha aprendido a ser un hombre. Entretanto, descubrirá que su esposa, Jasone, también oculta algo y los silencios ocuparán un papel incluso mayor que el de las palabras.